Sara Carbonero es la nueva Carmen Sevilla

"¿Te apetecería haber tirado un penalti hoy? Bueno, sí, de hecho, he tirado el segundo". 

El desliz de Sara Carbonero durante su entrevista a Andrés Iniesta el pasado día 27 tras el partido entre España y Portugal volvió a provocar que la periodista fuera la diana de los comentarios más mordaces, irónicos y crueles lanzados en la red durante las siguientes horas. "Sara Carbonero. 

La Carmen Sevilla del siglo XXI", "hola Rafa, ¿te hubiera gustado ganar Roland Garros? Sí, de hecho ya llevo siete. Gracias Sara" o "Iniesta, ¿os gustaría haber jugado la semifinal? Sara esto era la semifinal. ¡Ah pues enhorabuena! Gracias Sara", son solo algunos ejemplos de los tuits lanzados en Twitter tras el encuentro y que convirtieron a Carbonero en trending topic durante unas horas, por segunda vez durante la Eurocopa.

Sus cortos y, a decir de algunos, obvios comentarios a pie de campo -"el césped está mojado, se nota en el ánimo de la grada"-, suscitaron toda una retahíla de críticas y mofas que colocaron el hashtag #graciassara (coletilla que indica a qué tema se refieren los tuiteos) como trending topic durante tres días seguidos tras el encuentro entre nuestra Selección y la croata el 18 de junio. 

En aquella ocasión, los internautas lanzaron jocosos comentarios como "¿qué piensa Del Bosque? Yo soy más de playa", "Sara, ¿algún cambio en Croacia? Pues no sé, yo estoy en Polonia" o "Sara, ¿puedes hablar con Cesc? Vale, ¿ací te cirve?". Tras el debate surgido en la Red (que recogieron incluso los medios de comunicación), algunos compañeros salieron en defensa de la periodista tachando las críticas de "intolerablemente machistas". Polémicas aparte, lo cierto es que tal y como está el panorama en las redes, se podría decir que hasta ha tenido suerte.

"Muérete, puta". "Vete a fregar platos, zorra". "Tonta, facha o posiblemente las dos cosas". "Ultrafachas y embusteros". "Traidora, secuestradora y ladrona de perros". Todas estas lindezas han sido escritas y publicadas en Twitter, verdadero disparadero de filias y fobias en el que la popularidad se mide no solo por la cantidad de seguidores que uno tenga, sino por la cantidad y calidad de los odios que cada uno haya sido capaz de suscitar. Gracias a ellos, o por su culpa, lo que podría ser un educado intercambio de críticas más o menos constructivas, se ha convertido en terreno abonado para la injuria, el insulto, la usurpación de identidad y hasta las amenazas de muerte.

El penúltimo caso en este sentido ha afectado a Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en Madrid. Durante más de dos meses estuvo recibiendo todo tipo de insultos en las redes sociales por parte de una persona que conocía su identidad y domicilio (llegó a escribir incluso que le pegaría un tiro y violaría a su hija). El mes pasado, el actor Santi Rodríguez, el frutero de la serie Siete vidas, puso en conocimiento de la Guardia Civil "una amenaza de muerte seria". Y la presentadora de TVE María Escario, recién recuperada de un derrame cerebral, hizo lo propio tras recibir el siguiente tuit: "La pena es que no te matara el ictus... Volveremos a intentarlo...".

INSULTOS. Carmen Lomana, 100.000 seguidores en Twitter, recibió todo tipo de insultos al tras su comentario sobre el rescate de la banca española: "Este Gobierno (y el anterior) nos toma por imbéciles. Y la gente aletargada con el deporte". "Me da exactamente igual lo que me pongan: no pienso dejar de tuitear. Al principio recibía muchas más amenazas que ahora, pero nunca he ido a la policía porque no me las he tomado en serio. Creo que mentalmente es más sano", asegura la empresaria. Sí que necesitó alejarse un poco del fragor de la red social tras las pasadas elecciones : "Ahí me insultaron atrozmente. Me decían cosas como 'te cortaría la cabeza, la haría pedazos y la tiraría a los cerdos', dando por sentado que había apoyado al PP". Aun así, su balance es positivo: "La polémica es la salsa de Twitter, lo más divertido y lo que más me gusta. Me encanta, siempre que no sirva para insultar. Yo misma no me controlo nada. Digo lo que me sale del corazón", apunta Lomana.

La nómina de personajes españoles que han recibido amenazas contra su vida es ya larga. La Policía Nacional detuvo el pasado noviembre a un tuitero e imputó a otros tres por amenazar de muerte al periodista Juanma Castaño, presentador en Cuatro y compañero precisamente de Sara Carbonero. Los cuatro amigos confesaron que solo querían divertirse infundiendio miedo a Castaño con comentarios del tipo "vete preparando tu ataúd, voy a por ti y los tuyos" o "cada vez te queda menos". Unos días antes, el acosador de Eva Hache, 22 años y agricultor de profesión, también acabó arrestado en Marbella gracias a las pesquisas de la Brigada de Investigación Tecnológica (BIT). La presentadora recibió violentos mensajes como "puta, voy al teatro y te apuñalo delante de todo el mundo" o "yo que tú no saldría sola de casa" por parte del usuario Pelayo Gil, que ya había acosado anteriormente a Andreu Buenafuente.

¿Qué debe hacer un famoso (o el común de los mortales) ante una amenaza de muerte en su red social? Pablo Fernández Burgueño, abogado y socio de Abanlex, bufete especializado en tecnología, protección de datos, videojuegos e Internet, indica que "lo primero es acudir a la policía a denunciar los hechos y que un notario levante acta de la amenaza. Se inicia un proceso de averiguación de la persona que está detrás del perfil, algo lento y tedioso, sobre todo con Twitter, que solo acepta solicitudes si vienen a través de un juez estadounidense. Lo normal es que den con ella, porque son personas que interactúan normalmente en la red y siempre dejan rastro".

Las penas que se aplican son las que tipifica la legislación vigente para los delitos contra el honor. "Lo habitual es que no sean graves, sino que se queden en un falta que no deja antecedente y recibe una sación leve, tipificada en el artículo 620 del Código Penal, que suele oscilar entre los 100 y 500 euros", continúa Fernández Burgueño. Pero, ¿suelen ser peligrosas estas personas o simplemente quieren amedrentar al famoso de turno? Enrique García Huete, especialista en psicología clínica, deja la puerta abierta a un posible percance serio. "Las personas que amenazan de muerte en las redes sociales pretenden, en la mayoría de los casos, generar miedo al otro, sentir que tienen poder sobre el objeto de su amenaza. Pero cuando las amenazas se dirigen a famosos, existe la posibilidad de que vengan de alguien con comportamientos mitómanos y cierto desequilibrio emocional o psicológico que puede llevarle a cumplir su amenaza", explica el especialista.

No es de extrañar que los famosos estén asustados, también fuera de nuestro país. "Llorarán porque pronto estarás muerto", le escribieron a Ricky Martin el pasado verano. Miley Cyrus llamó a los responsables de Twitter para que aplicaran medidas especiales de seguridad tras recibir mensajes amenazantes durante la noche de los Oscar: "No voy a tolerar que alguien me diga que voy a morir. Creo que Twitter tiene que asumir cierta responsabilidad y convertirse en un entorno seguro", señaló la cantante. Las fans de Justin Bieber han demostrado ser las más agresivas: amenazan de muerte a cualquiera que vean con su ídolo, desde Kim Kardashian a Selena Gómez, que recibió los siguientes mensajes en la red social: "Si eres la novia de Justin Bieber, te voy a matar, te odio".

El reverso tétrico de este estado de constante amenaza puede ser un fenómeno provocado por el hashtag #dep (o #rip), con el que se anuncia la falsa muerte de los famosos. Hasta la fecha, Twitter ha matado a Will Smith, Paul McCartney, Fidel Castro, Sean Connery, Gabriel García Márquez, Jon Bon Jovi, Lady Gaga, Hugh Hefner, David Beckham, Jim Carrey, Morgan Freeman, Rosa Díez, Dani Martín... El objetivo de tan macabras bromas fue, en un principio, demostrar cómo un perfecto rumor puede elevarse a la categoría de noticia gracias a la falta de profesionalidad de los periodistas o a la credulidad de la audiencia. Además, cada falsa muerte genera una serie de retwitteos humorísticos que tienen tanto o más interés que aquella. Tras la supuesta muerte de Cher, los internautas escribieron: "Creo que se reencarnará en otro producto de plástico, tal vez algo de Tupperware". Con Belén Esteban no fueron más suaves: "Baja el consumo de cocaína en España un 89% a causa de la muerte de Belén Esteban".

Quizá por la intensidad de las pasiones que provoca, el deporte y sus aledaños reciben frecuentemente amenazas por parte de seguidores frustrados por resultados no deseados. Y cuanto más masiva es la cita competitiva, mayor es la presión. James McLean recibió preocupantes amenazas de muerte tras recibir su convocatoria para jugar con Irlanda en la Eurocopa 2012, porque antes había rehusado jugar con la Selección de Irlanda del Norte. La dos veces medalla de oro en natación Rebecca Adlington (50.000 seguidores) ha anunciado que cerrará su Twitter durante los Juegos Olímpicos para aislarse de los comentarios insensibles de algunos usuarios. Seguro que no será la única. Tom Henning Ovrebo, árbito del encuentro entre el Chelsea y el Barcelona en 2009, aún hoy recibe amenazas por no haber visto cuatro penaltis favorables al equipo inglés. Steve Blake, de Los Angeles Lakers, falló un tiro de 3 puntos contra Oklahoma y no solo fue amenazado en su Twitter; su mujer también recibió lo suyo: "Espero que asesinen a toda tu familia", escribieron en su perfil.

Casi la mitad de los delitos de injurias o calumnias que investiga el Cuerpo Nacional de Policía se produce ya en las redes sociales. De hecho, esos actos han crecido de forma exponencial y se sitúan ya en el tercer puesto de los casos abiertos por la BIT, solo por detrás de la pornografía infantil o las estafas que se perpetran en toda la Red. Hasta la BIT llegan cada año unos 80 casos relacionados con delitos en redes sociales, a los que se suman varios centenares más que son investigados por las unidades policiales periféricas. 

Solo el perfil del Cuerpo Nacional de Policía en Twitter atiende cada día entre 20 y 25 mensajes de denuncia por amenazas, ciberacoso, injurias o robos de identidad que son derivadas a las unidades especializadas o resueltas a través de mensaje privado. La gran actividad de la Policía en la red, con más de 150.000 seguidores solo en Twitter (la tercera policía más seguida tras la estadounidense y la chilena), incluso ha propiciado la aparición de tweet-redadas. La primera de estas redadas digitales, organizada en enero pasado para localizar puntos de venta de droga, recibió más de 700 informaciones en unas horas.

El de los insultos es, probablemente, el campo más y mejor abonado dentro de los ciberdelitos que se comenten en las redes sociales. La casuística de famosos insultados por sus fans o sus odiadores digitales es interminable, tanto como la nómina de populares de cada país. Algunos casos recientes: "Vete a fregar platos, zorra" y "siempre que entrevistas a alguien intelectualmente superior a ti quedas como el culo", le soltaron a la periodista de TVE Ana Pastor, tras su entrevista a Miguel Arias Cañete el pasado marzo.

Para el psicólogo Enrique García-Huete, los insultos, calumnias e injurias digitales suelen venir de personas que también son maledicentes en la vida real: "Emocionalmente inseguros, viven la vida de una manera amargada, les agrada más el malestar que el bienestar del otro, agresivos... Quizá fuera de Internet contienen sus impulsos por aquello de lo políticamente correcto, pero desde el anonimato de la Red o sin tener enfrente al contrincante, se crecen", explica.

Javier Celaya, experto en redes sociales y director del Máster en Comunicación Digital de la Universidad de Alcalá, opina lo mismo: "En televisión y en radio se escuchan también barbaridades... La Red no nos hace peores, somos nosotros mismos en otro escenario, aunque la pantalla a veces sirve de escudo para afirmaciones que en persona no se darían".

Hay populares que, poco acostumbrados a escuchar a voz en grito la opinión de su público, acaban pecando de susceptibilidad y ponen en cuarentena su participación en las redes. En abril del año pasado, lo hizo Andreu Buenafuente por las críticas que recibió tras entrevistar a la entonces ministra de Cultura Ángeles González-Sinde, con motivo de la polémica ley para regular las descargas de contenidos. Sus preguntas fueron consideradas demasiado blandas por los tuiteros, que incluso llegaron a sugerir que la conversación estaba "amañanada". El presentador no tardó en contestar: "No pienso aguantar juicios faltones después de 21 años haciendo programas en libertad. Los exaltados podéis piraros si queréis".

Andrés Calamaro suele tener rifirrafes con sus fans (más de 80.000), los últimos a cuenta de su divorcio de Julieta Cardinali, madre de su hijo, y su romance con Micaela Breque, modelo y chica playboy chilena. De su perfil de Twitter han salido los siguientes comentarios: "Analistas de sistemas, estudiantes de periodismo, cagatintas becarios... eat your shit (comeos vuestra mierda)".

Lo cierto es que el flujo de improperios no discurre siempre en la misma dirección. Si las redes sociales han servido para algo es para demostrar que las celebrities se comportan tan bien o tan mal como el resto de los mortales. Con la particularidad de que "las flores" que salen de la boca de un popular tienen una repercusión incomparablemente superior a la de un anónimo. 

El pasado marzo, la actriz Ana Fernández insultó a los seguidores de Gran Hermano y del fútbol ante la mala audiencia de su serie, Los protegidos: "Maldito fútbol, malditos programas para reírse de la gente". Rihanna, por su parte, es un auténtico peso pesado del insulto a fans, con todo tipo de improperios impublicables tecleados a golpe de rabia. El año pasado, Jordi González, presentador de La Noria (Telecinco), dirigió unas cuantas palabras a los trabajadores de Intereconomía a los que llamó "malhechores, exreclusos, destiladores de odio y cavernícolas". Y la lista continúa: Charlie Sheen llamó a su ex, Denise Richards, "traidora, secuestradora y ladrona de perros", mientras ambos luchaban por la custodia de su mascota. El pasado julio, el presidente de Panamá respondió "respeta HP" a un seguidor que le llamó "autócrata", y luego trató de arreglarlo asegurando que HP significaba Harry Potter.

Por octavo año consecutivo, la suplantación de identidad es el delito más denunciado en Estados Unidos. Y al menos un 25% de los usuarios de Facebook en este mismo país ha falsificado su perfil en esa red social para ocultar su verdadera identidad, según un estudio realizado por la organización Consumer Reports. El pasado mes de abril, Alejandro Sanz se convirtió en uno de los primeros famosos en denunciar una suplantación: su troll (suplantador) atacaba al Gobierno venezolano con estas palabras: "Utilizar a los niños políticamente es la cobardía y la ruindad más grande que he visto en toda mi vida". Cuando todavía no era Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy también fue víctima de un secuestro de perfil.

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