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Mostrando entradas de marzo, 2018

Tengo muchas preocupaciones

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 Aquí la ciudadanía soporta como puede la sequía, hasta da corte abrir el grifo mientras uno se fregotea los dientes, las lluvias torrenciales y las inundaciones del País Vasco, resistimos clturalmente todo lo que haga falta, los leones, tigres y conejos oficiales que corretean como liebres en el corto espacio de un año y no tenemos porqué asombrarnos si de vez en cuando les vemos sacarse un cerdo de la manga, como dice un proverbio tejano que ahora aplican al fenómeno Ross Perot; al fin y al cabo, en Iberia siempre ha habido gorrinos negros que han dado un jamón estupendo. «Nonetheless», el gallardo Juan Barranco analiza en varios medios de comunicación el desastre, la deuda, el recorte, la hecatombe municipal del Madrid Popular, mientras prepara «un plan de choque para relanzar la capitalidad cultural»; como si no fueran suficientes los actos, ésta es la taza y media de caldillo que nos quieren embuchar.  El Consorcio, a nadie se le escapa, se ha convertido en escenario de una s

El temple de César Rincón

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Los elementos son propicios a Ortega Cano. Si hace unos días en Granada alcanzó un éxito clamoroso luego de una faena planteada bajo un fortísimo aguacero, ayer en Burgos consiguió un trofeo como merecimiento a su quehacer bajo el diluvio y ante un noble y flojo ejemplar de Manolo González. Su faena fue tan vibrante como escasa de calidad. Recurrió el cartagenero al efectismo con desmesurada frecuencia y rara vez fue capaz de asentar los pies en la arena con objeto de templar y ligar. Todo lo contrario hizo Joselito con el tercero, y no por ello recibió mayor galardón.  Centrado y clásico, llevó a cabo una faena serena y valiente de la que sobresalió el toreo al natural. Adelantó el engañó, enganchó al tardo y parado ejemplar de Manolo González y condujo su acometida tras de la cadera. La desigual embestida del toro apenas permitía la ligazón, y aún así, Joselito fue capaz de hilvanar con la diestra una tanda reposada, elegante y cadenciosa que precedió a la soberbia estocada. El