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Mostrando entradas de agosto, 2015

Ya no quedan zonas vírgenes en la Tierra

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Es difícil encontrar en el mundo alguna parte que todavía permanezca virgen, no hollada por el paso del hombre. Es por otra parte intempestivo el carácter que el hombre suele imponer a los sitios donde pone su planta, y sobre todo, si se trata del hombre civilizado.  Hay que tener en cuenta que las experiencias que uno ha ido cosechando a lo largo y a lo ancho del viejo planeta siempre demuestran que sea en la India, sea en Africa o sea la China, se encuentran hoy en día muy pocos lugares donde no se vea un poste telegráfico, donde no se vea un mojón que indique algo, donde no se vea, en fin, un bote, posiblemente de Coca-Cola , abandonado sin saber de qué forma y que haya podido llegar, quizás mágicamente, hasta ese récondito rincón del mundo.  Yo tuve mi primer contacto con una tierra que yo creía virgen, que yo creía absolutamente preservada de las huellas de lo que llamamos civilización y de sus secuelas, o si ustedes prefieren heridas, cuando visité la gran cuenca del Ama

Destruyendo el planeta Tierra

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Veinte millones de personas refrendaron entonces la primera jornada de lucha ecológica; reducida al ámbito de los Estados Unidos, cuyo emblema fué la bandera de barras y estrellas enmarcada en círculo y cruzada con el símbolo de la paz.  Pero, inexplicablemente, se enterró aquel 22 de abril y no volvió a celebrarse hasta hoy, ya con la insignia del globo terráqueo y dimensión mundial. Un comité de California consiguió para este resucitado «Earth Day» movidas multitudinarias en los cinco continentes: plantaciones de árboles, conferencias, siembra de semillas, concursos escolares, conciertos, manifestaciones, adhesión de organismos y personalidades muy relevantes. Los medios de comunicación están difundiendo propaganda gratuita del ecológico evento en Canadá y otro tanto hace la poderosa cadena comercial Body Shop International.  Para España, donde tantas cosas son desgraciadamente diferentes el «Earth Day» apenas existe. Y, sin embargo, buena falta nos hacen muchos Días de la

Greta Garbo la divina con las cejas depiladas

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El escritor norteamericano Douglas Riding publicó en los años 60 un libro demostrando que Greta Garbo no había existido nunca, y que el rostro hierático que tanto había animado las pantallas del mundo entero durante tantos años pertenecía a numerosas dobles a las que la Metro Goldwyin Mayer asesinaba sin dejar rastro inmediatamente después de cada película. Según Riding, la mujer que iba envejeciendo a puertas cerradas y que acaba de morir a los 84 años, no se sabe bien si de una sobredosis de anonimato o de un interminable ataque de fama persistente y a prueba de olvido, no era más que el fantasma de esa actriz inexistente.  Dicen que la multinacional Metro Goldwyin Mayer, con mucho sentido de la publicidad, quiso comprar los derechos de ese libro para hacer con él un guión y ofrecer a Greta Garbo el papel de protagonista, pero ésta, que ya entonces llevaba muchos años retirada, lo rehusó, con lo que la idea hubo de ser descartada.  Ahora que ya ha muerto quizás la actriz s