Nueva casa y embarazo de Catalina Middleton.
En una de las ciudades del mundo donde se hacen más negocios al día, el teléfono ocupa un lugar primordial. Su uso está transformando los hábitos y prefigurando una nueva sociedad en el momento en que, en España, el problema del teléfono significa meses de demora para lograr uno y graves deficiencias en el servicio que ofrece el monopolio Telefónica.
Pero también en Nueva York hay problemas, y «la gran huelga» ha demostrado la fragilidad del sistema cuando falla el teléfono. El teléfono de Nueva York está en manos de la empresa privada. Obtener uno significa una demora de unos tres días. Escoger un modelo de aparato no es cosa sencilla: ¿lo quiere en forma de plátano, de CocaCola, de hamburguesa o de osito? ¿Que se le vean los cables internos, o de color fucsia? ¿Con o sin contestador y/o fax incorporados?
¿Sin cable para el jardín y casa o sin cable para larga distancia y así ir haciendo y recibiendo llamadas mientras anda o conduce por las calles? ¿Alguna réplica de modelo antiguo? ¿Número normal o secreto para comprobar las llamadas desde fuera? ¿Con ordenador para almacenar números de teléfonos o llamadas? Tras la huelga de este verano y otoño, la vida ha retomado su ritmo acelerado.
Y las «ofertas» telefónicas van aumentando. En efecto, existen numerosos servicios -son negocios privados que nada tienen que ver con la compañía, cuya única intervención es conectar la línea- que se obtienen marcando un número. Si es usted extranjero y tiene que pedir socorro (fique no es cosa tan infrecuente!) existe un número en el cual recogen la llamada en 143 idiomas. Entre los empleados de la empresa totalizan 45. Los 98 restantes los cubren 1.200 traductores que montan guardia en sus casas. En algo más de diez minutos, obtiene usted su respuesta.
¿Ya está harto de perder jugando a la loto? Un número telefónico le conectará directamente con «Doctor Lotto» que, después de preguntarle sobre sus apuestas, calculará, ayudado de su sistema de ordenadores, los números, en su caso particular, con más posibilidad de hacerle, por fin, ganar. Si sus hijos esperan de usted respuestas para sus deberes del «cole» y no se las sabe dar, existen unos profesores dispuestos a hacerlo al otro lado del teléfono. Manhattan Intelligence es un servicio montado por una pareja de emprendedores treintañeros, salidos de Harvard, que contesta toda pregunta.
Desde cómo entrar en contacto con una personalidad famosa hasta cómo dar con un acupunturista que hable francés, todo lo que se pueda ver, comer, comprar, querer, necesitar o hacer en Nueva York.
Pero también en Nueva York hay problemas, y «la gran huelga» ha demostrado la fragilidad del sistema cuando falla el teléfono. El teléfono de Nueva York está en manos de la empresa privada. Obtener uno significa una demora de unos tres días. Escoger un modelo de aparato no es cosa sencilla: ¿lo quiere en forma de plátano, de CocaCola, de hamburguesa o de osito? ¿Que se le vean los cables internos, o de color fucsia? ¿Con o sin contestador y/o fax incorporados?
¿Sin cable para el jardín y casa o sin cable para larga distancia y así ir haciendo y recibiendo llamadas mientras anda o conduce por las calles? ¿Alguna réplica de modelo antiguo? ¿Número normal o secreto para comprobar las llamadas desde fuera? ¿Con ordenador para almacenar números de teléfonos o llamadas? Tras la huelga de este verano y otoño, la vida ha retomado su ritmo acelerado.
Y las «ofertas» telefónicas van aumentando. En efecto, existen numerosos servicios -son negocios privados que nada tienen que ver con la compañía, cuya única intervención es conectar la línea- que se obtienen marcando un número. Si es usted extranjero y tiene que pedir socorro (fique no es cosa tan infrecuente!) existe un número en el cual recogen la llamada en 143 idiomas. Entre los empleados de la empresa totalizan 45. Los 98 restantes los cubren 1.200 traductores que montan guardia en sus casas. En algo más de diez minutos, obtiene usted su respuesta.
¿Ya está harto de perder jugando a la loto? Un número telefónico le conectará directamente con «Doctor Lotto» que, después de preguntarle sobre sus apuestas, calculará, ayudado de su sistema de ordenadores, los números, en su caso particular, con más posibilidad de hacerle, por fin, ganar. Si sus hijos esperan de usted respuestas para sus deberes del «cole» y no se las sabe dar, existen unos profesores dispuestos a hacerlo al otro lado del teléfono. Manhattan Intelligence es un servicio montado por una pareja de emprendedores treintañeros, salidos de Harvard, que contesta toda pregunta.
Desde cómo entrar en contacto con una personalidad famosa hasta cómo dar con un acupunturista que hable francés, todo lo que se pueda ver, comer, comprar, querer, necesitar o hacer en Nueva York.
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