Bill Gates se está apagando

La estrella de Bill Gates se apaga. Justo cuando la empresa acumula una subida de más del 25% en bolsa en un año, y apenas 5 meses después de que la revista Forbes le haya dado de nuevo el título de hombre más rico del mundo, un grupo de accionistas ha iniciado una rebelión contra la persona que, para la gente de la calle, simboliza al gigante del software.

Su exigencia es clara: Bill Gates debe abandonar la presidencia del consejo de administración de Microsoft, que es el único cargo que ostenta en la compañía desde hace más de cinco años. Y, si es posible, también debe salir del comité de cuatro personas que busca a un sucesor para el consejero delegado de la empresa, Steve Ballmer, un protegido de Gates que dejará el cargo antes de septiembre de 2018 por su aparente incapacidad para hacer que el gigante de la informática entre con éxito en las tabletas, los teléfonos celulares y el software online.

Los rebeldes son tres hedge funds (es decir, fondos que no están regulados aunque, tras la crisis de 2008, deben informar a los reguladores de sus posiciones), que cuentan con alrededor del 5% del capital de la empresa. No es mucho. Gates aún posee 378 millones de acciones de la empresa, es decir, el 4,5% del capital. Pero, en virtud de un acuerdo firmado con al empresa en su porcentaje es menguante, porque cada año vende 80 millones de títulos. En 2018, dejará de tener acciones en Microsoft, una compañía de la que tenía el 49% del capital cuando salió a Bolsa en 1986. De hecho, la mitad de la fortuna de Gates está en su ‘family office’ Cascade Investment, que es a través de la que inyectó 113,5 millones de euros en la constructora española FCC la semana pasada.

Paradójicamente, no se sabe quiénes son los ‘rebeldes’. Pero lo que sí parece claro es que muchos inversores institucionales de Microsoft están perdiendo la paciencia. No es que la empresa corra el peligro de dejar de ser rentable. Más bien al contrario. En el tercer trimestre, sus beneficios fueron de 3.780 millones de euros (5.200 millones de dólares).

Los problemas de Microsoft arrancan de que está perdiendo todos los trenes de los dispositivos móviles (tabletas y teléfonos), y acaban con el hecho de que es incapaz de dar a conocer sus productos, lo que la deja en una posición de desventaja frente a magos de las relaciones públicas como Apple y Google. Entremedias, está una empresa que hace de todo: desde software hasta consolas de videojuegos, pasando por servicios a empresas.

Esa situación ha puesto a Gates a la defensiva en la empresa que él fundó y creó. A finales de agosto, Microsoft anunció algo sorprendente: la entrada en el consejo de administración de un representante del hedge fund ValueAd, que había comprado el 0,8% de la empresa en la primera mitad del año. ValueAd es un fondo activista, es decir, especializado en, literalmente, amargar la vida a los directivos de las empresas hasta que éstos acceden a sus demandas de incrementar el retorno de los accionistas, bien por medio de dividendos como de decisiones para elevar el precio de la acción. Y, entre esas últimas, está partir las empresas en otras compañías más pequeñas y rentables que la suma de las partes.

El hecho de que ValueAd vaya a sentarse en el consejo de Microsoft (aunque no lo hará hasta 2014) revela que la empresa ya no hace las cosas a la manera de Gates. El cerebro de Microsoft ha tenido, hasta ahora, un consejo dócil y, según sus críticos, anticuado. Es un consejo que ha pedido a los accionistas que confirmen a Gates y a Ballmer en sus puestos en la Junta que se celebra en tres semanas. Por ahora, Gates sigue. Pero en 2018 las cosas podrían ser diferentes.

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